Introducción

La vida diaria se encuentra inmersa en un mundo de tres dimensiones. Todos los objetos que existen en este mundo tienen volumen. De hecho, los movimientos de los cuerpos de manera implícita toman en consideración su propio volumen y el volumen de los cuerpos que los rodean, como por ejemplo: podemos saber si cabemos en la micro o colectivo, si podemos guardar mas libros dentro del mueble, si es que hay espacio para otro peluche en la repisa o si podemos echar mas monedas a nuestra alcancía. A menudo podemos saber esta clase de cosas de forma intuitiva, en otras ocasiones es necesario que tomemos algunas medidas, ya que también manejamos con destreza el volumen de los cuerpos que nos rodean y los espacios delimitados por paredes. Claro que a veces nos equivocamos, y el mueble que tanto nos gusto en la tienda y que compramos tan entusiasmadamente no cabe en el espacio que habíamos predispuesto para el, es decir el volumen es la magnitud que representa en gran parte a nuestro mundo y el mundo no es unidimensional, ni plano.
Por otro lado medir es una actividad común en todas las sociedades, desde la antigüedad que las personas se las han ingeniado para encontrar métodos que les permitan realizar mediciones, como por ejemplo los egipcios que deseaban calcular el volumen de los silos donde almacenaban el grano y estudiaron muchas formas para poder hacerlo, aunque sin resultados muy exactos. Así que no es extraño que en más de alguna ocasión nos veamos en la necesidad de medir el volumen de un cuerpo.

De modo que el concepto de volumen tiene importancia en nuestra vida cotidiana y además es uno de los contenidos señalados en planes y programas de estudio no sólo en nuestro país.